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~Esas noches de verano {Priv. Mizuno}
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~Esas noches de verano {Priv. Mizuno}
Los sonidos que acompañan la noche poseen una riqueza y variedad única, mas aún, cuando se encuentra uno en un bosque frondoso. Mas precisamente en un bosque del País de la Hierba donde una de los elementos que mas destacan por su exotismo y tamaño es la vegetación, la flora del lugar. Los arboles alcanzan alturas de entre 50 y 100 metros, de igual forma las vegetación es frondosa y no es raro encontrar inclusive zetas del tamaño de una persona adulta. Es de suponer que con una flora de tales características, da lugar a una fauna con atributos adaptados a su entorno. Por ello, al saltar de rama en rama en un bosque a unos 10 kilometros de Kusagakure, los miles de sonidos que llegan a mis odios me llevan por estos pensamientos carentes de objetivo alguno.
Finalmente mis saltos se detienen al llegar a un claro en medio del bosque, bastante amplio, y con una casa bastante grande en medio. Con paso lento me acerco mientras miro hacia el cielo. Apenas algunas estrellas brillan, mientras unas pocas nubes recorren lentamente el firmamento, sin rastros de la luna por ningún lado. Al llevar mi uniforme ANBU incluyendo mi mascara debo estar alerta a cualquier encuentro ya que podría desencadenar una batalla que por momentos debo evitar. Por ahora mi prioridad es asegurar la casa, para poder descansar en ella y continuar luego mi viaje hacia Kusa. Llego hasta el frente de la casa, y me paro detrás de la pequeña puerta de metal que permite el ingreso al jardin frontal. Evidentemente la casa ha estado abandonado por muchos años y seguramente no ha servido para nada mas que refugio para algún viajero como yo. -Hora de entrar.
Finalmente mis saltos se detienen al llegar a un claro en medio del bosque, bastante amplio, y con una casa bastante grande en medio. Con paso lento me acerco mientras miro hacia el cielo. Apenas algunas estrellas brillan, mientras unas pocas nubes recorren lentamente el firmamento, sin rastros de la luna por ningún lado. Al llevar mi uniforme ANBU incluyendo mi mascara debo estar alerta a cualquier encuentro ya que podría desencadenar una batalla que por momentos debo evitar. Por ahora mi prioridad es asegurar la casa, para poder descansar en ella y continuar luego mi viaje hacia Kusa. Llego hasta el frente de la casa, y me paro detrás de la pequeña puerta de metal que permite el ingreso al jardin frontal. Evidentemente la casa ha estado abandonado por muchos años y seguramente no ha servido para nada mas que refugio para algún viajero como yo. -Hora de entrar.
- Referencia:
Hamura-
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Re: ~Esas noches de verano {Priv. Mizuno}
La lóbrega noche inundaba el agreste bosque, en aquella penumbra impenetrable podía escucharse a la vida hervir en aquella hermosa arboleda, los grillos alegraban a la reina de las tinieblas, la luna con sus bellas e hipnóticas tonadas, los búhos ululaban felices cantando una hermosa melodía a quien fuera su reina, toda la floresta parecía rendir tributo a su reina a la única y refulgente emperatriz de la oscuridad. Aquella bella señora que daba abrigo y brindaba consuelo a los corazones de los viajeros, muchos no entendían la belleza de mi señora, muchos hombres y mujeres temen a su presencia, rindiéndole tributo al sol por sus cálidos rayos , olvidando que la luna brinda su luz en las tenebrosas noches, por ella y sus hermosas hijas, las noches eran brillantes y llenas de vida, hasta los animales más feroces rinden tributo y toman a la luna como a su fiel consejera dejando en ella sus penas más amargas. Todos piensan que el lobo cuando aúlla es por furia, sin saber que abecés aullando es como cuentan sus penas a la luna.
Como toda bestia nocturna amante de los rayos de la bella luna, yo me encontraba viajando en la penumbra, sin el menor temor en el corazón pues la muerte no era una extraña para mí, acostumbrada a su presencia, su aroma y a so toque, la muerte era para mí como una vieja compañera de batalla, sabía que en algún momento ella me tomaría entre sus brazos y me llevaría a la otra vida, si es que esta existía pero estaba decidida a no irme de este mundo, antes de dejar en el la huella imborrable de mi presencia, mi cruzada en contra de la maldad y la podredumbre de este mundo, me llevaban a distintos lugares, lejos de la que fuera llamada mi aldea. Siendo sincera no sentía por iwa el menor apego, o amor asía sus ciudadanos por esa razón rehusaba algunas misiones o solía alejarme de la aldea sin permiso de nadie, en esta ocasión mis pasos me llevaron hacia el país de la hierba, la verdad no sabía ni que es lo que hacía en este lugar, mis pasos me trajeron a este lugar sin una razón aparente, en mi mente solo había una cosa, conocer más acerca de mi madre, una idea surco mi mente, tal vez en otras aldeas podía encontrar información acerca del clan hyuga, era poco probable que esto fuera así y tal vez fuera tomada como una invasora pero tenía que arriesgar. La noche había caído hacia un par de horas, aunque a mí me gustaba la fría briza nocturna tenia por deber encontrar un refugio para estar a salvo de alguna emboscada, podía ser atacada por ladrones o por algún shinobi que tomara mi presencia como una invasión.
Luego de caminar por un par de horas llegue a lo que parecía una cabaña abandonada. Mis años como vagabunda me habían enseñado que en estos lugares se puede pasar la noche muy bien, las casas abandonadas eran un refugio perfecto para los viajeros cansados oh para la gente sin hogar, había muchos de ellos y acostumbraban marcar las casas donde podía pasar la noche tranquilamente, busque precavida alguna marca que me indicara que este era un lugar seguro, tras buscar un poco pude encontrar lo que buscaba, tenía 3 marcas que pude identificar, la primera era un ovalo y significaba que en este lugar eran buenos con los vagabundos y que tal vez hablaran de alguna religión, la segunda era un poco más siniestra, era como un barco de vela, esto indicaba que en este lugar habitaba una mujer sola, la más reciente de todas era un rombo o diamante, esto indicaba que esta casa había sido abandonada. No se necesitaba ser muy inteligente para entender lo que había ocurrido, una vez más el mundo mostraba ser un nido de víboras, que solo se dedican a erradicar a la poca gente buena que habitaba este podrido y corrupto mundo. Luego de identificar las marcas y darme cuenta que no había más marcas reconocibles abrí lentamente la reja la cual rechino un poco. En el cielo algunas nubes comenzaban a juntarse, ocultando a la luna, esto solo significaba una cosa, pronto llovería. Al entrar el aroma a humedad inundaba la nariz, podían verse algunas ratas entre otras alimañas, a pesar del descuido y los años de abandono la casa tenía pinta de haber sido acogedora, había en aquel lugar una chimenea, unas mesas, una vieja alfombra roída y muy sucia y poco más.
-al menos aquí está un poco más seco-
Dije con un tono de resignación mientras colocaba mi mochila en una mesa, luego de estirarme me retire la chaqueta dejando al descubierto las cicatrices de mi espalda y brazos, para estar segura de que estaba totalmente sola decidí activar aquel dojutsu del cual desconocía su historia y procedencia, el byakugan al hacer esto pude ver a mi acompañante el cual ya habría notado mi presencia de igual forma.
-no vale la pena ocultarse ya te eh visto, además allá afuera esta lloviendo a cantaros no voy a irme y no creo que tú lo hagas así que mejor ven a calentarte-
Dije con mi acostumbrado tono de voz frió mientras reunía algo de leña en la chimenea y procedía a encenderla, iluminando y calentando aquel lugar, lo que provocó que algunas ratas y alimañas se ocultaran, luego tranquilamente jale un sofá algo grande y lo coloque cerca de la chimenea, lo sacudí un poco y me recosté en el tranquilamente desactivando aquellos ojos tan peculiares.
Como toda bestia nocturna amante de los rayos de la bella luna, yo me encontraba viajando en la penumbra, sin el menor temor en el corazón pues la muerte no era una extraña para mí, acostumbrada a su presencia, su aroma y a so toque, la muerte era para mí como una vieja compañera de batalla, sabía que en algún momento ella me tomaría entre sus brazos y me llevaría a la otra vida, si es que esta existía pero estaba decidida a no irme de este mundo, antes de dejar en el la huella imborrable de mi presencia, mi cruzada en contra de la maldad y la podredumbre de este mundo, me llevaban a distintos lugares, lejos de la que fuera llamada mi aldea. Siendo sincera no sentía por iwa el menor apego, o amor asía sus ciudadanos por esa razón rehusaba algunas misiones o solía alejarme de la aldea sin permiso de nadie, en esta ocasión mis pasos me llevaron hacia el país de la hierba, la verdad no sabía ni que es lo que hacía en este lugar, mis pasos me trajeron a este lugar sin una razón aparente, en mi mente solo había una cosa, conocer más acerca de mi madre, una idea surco mi mente, tal vez en otras aldeas podía encontrar información acerca del clan hyuga, era poco probable que esto fuera así y tal vez fuera tomada como una invasora pero tenía que arriesgar. La noche había caído hacia un par de horas, aunque a mí me gustaba la fría briza nocturna tenia por deber encontrar un refugio para estar a salvo de alguna emboscada, podía ser atacada por ladrones o por algún shinobi que tomara mi presencia como una invasión.
Luego de caminar por un par de horas llegue a lo que parecía una cabaña abandonada. Mis años como vagabunda me habían enseñado que en estos lugares se puede pasar la noche muy bien, las casas abandonadas eran un refugio perfecto para los viajeros cansados oh para la gente sin hogar, había muchos de ellos y acostumbraban marcar las casas donde podía pasar la noche tranquilamente, busque precavida alguna marca que me indicara que este era un lugar seguro, tras buscar un poco pude encontrar lo que buscaba, tenía 3 marcas que pude identificar, la primera era un ovalo y significaba que en este lugar eran buenos con los vagabundos y que tal vez hablaran de alguna religión, la segunda era un poco más siniestra, era como un barco de vela, esto indicaba que en este lugar habitaba una mujer sola, la más reciente de todas era un rombo o diamante, esto indicaba que esta casa había sido abandonada. No se necesitaba ser muy inteligente para entender lo que había ocurrido, una vez más el mundo mostraba ser un nido de víboras, que solo se dedican a erradicar a la poca gente buena que habitaba este podrido y corrupto mundo. Luego de identificar las marcas y darme cuenta que no había más marcas reconocibles abrí lentamente la reja la cual rechino un poco. En el cielo algunas nubes comenzaban a juntarse, ocultando a la luna, esto solo significaba una cosa, pronto llovería. Al entrar el aroma a humedad inundaba la nariz, podían verse algunas ratas entre otras alimañas, a pesar del descuido y los años de abandono la casa tenía pinta de haber sido acogedora, había en aquel lugar una chimenea, unas mesas, una vieja alfombra roída y muy sucia y poco más.
-al menos aquí está un poco más seco-
Dije con un tono de resignación mientras colocaba mi mochila en una mesa, luego de estirarme me retire la chaqueta dejando al descubierto las cicatrices de mi espalda y brazos, para estar segura de que estaba totalmente sola decidí activar aquel dojutsu del cual desconocía su historia y procedencia, el byakugan al hacer esto pude ver a mi acompañante el cual ya habría notado mi presencia de igual forma.
-no vale la pena ocultarse ya te eh visto, además allá afuera esta lloviendo a cantaros no voy a irme y no creo que tú lo hagas así que mejor ven a calentarte-
Dije con mi acostumbrado tono de voz frió mientras reunía algo de leña en la chimenea y procedía a encenderla, iluminando y calentando aquel lugar, lo que provocó que algunas ratas y alimañas se ocultaran, luego tranquilamente jale un sofá algo grande y lo coloque cerca de la chimenea, lo sacudí un poco y me recosté en el tranquilamente desactivando aquellos ojos tan peculiares.
- Interior de la cabaña :
- Referencia marcas de vagabundos 100% reales:
Mizuno-
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Estoy en : Tus pesadillas
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